¡Feliz Navidad!

María Martínez Constelaciones Familiares

María Martinez Calderon

Hola,

Se acerca la Navidad y cada uno de nosotros la va a vivir de una forma diferente, algunos con nostalgia, tal vez porque tienen a su familia fuera y no se van a poder reunir a celebrar un año más juntos.

Otros porque no se llevan bien con la familia y no les apetece estar juntos, pero sienten que no pueden defraudarlos y que se han de encontrar sí o sí.

Hay tantas formas de percibir la Navidad y en especial estas fiestas, como familias, cada una con sus características y circunstancias especiales hacemos lo que sabemos y como buenamente podemos.

El sábado pasado al cerrar la sesión de Constelaciones familiares en Dodecaedre y sabiendo que a muchos de los que asistieron no los iba a ver hasta pasadas las fiestas les hice una reflexión que algunos me agradecieron y hoy he pensado que puede inspirar a muchos y por eso he decidido escribirlo.

¿Qué sería diferente si en la mesa de Navidad, este año decidimos invitar a nuestro observador interior y hacerlo partícipe activo de la reunión?

¿Qué quiero decir con eso?, seguramente te lo estarás preguntando

Pues sí que te pares a observar cómo son las relaciones entre los distintos miembros de la familia, los que se caen bien, los que no, los que se pican por cualquier cosa, los que tienen cara de pocos amigos, los que se nota que están a disgusto y solo tapan el expediente, los que se esfuerzan porque todo marche bien, los que no abren la boca en toda la celebración, los que aprovechan para irse pronto, los que después de la comida se escurren en el sofá y se quedan dormidos.

¿Serías capaz este año de no juzgar a ninguno de ellos?

¿Qué te parece si tratas de vislumbrar lo que cada uno lleva del sistema? ¿e internamente le das las gracias a cada uno por llevar lo que lleva?

Seguramente te llevarás grandes sorpresas, saber que los “malos” por regla general son los que están sosteniendo las historias más complejas del sistema y a través de su actuar, a veces incluso grotesco, están haciendo grande la información de lo que pasó, para que el resto de familia pueda verlo y al final reconciliarlo.

Pero desde nuestra visión “cegata” de lo que acontece más allá de lo que podemos ver, lo único que sabemos hacer es juzgar todo aquello que nos molesta, en vez de ponernos al lado de los “malos” y escuchar su discurso para intentar ir más allá de las apariencias y poder reconciliar lo que en otros tiempos tal vez fue un agravio, un duelo que no se pudo elaborar, un secreto familiar, o cualquier otra cosa que grita para que pueda ser visto y reconciliado.

Ojalá este escrito sirva para disfrutar de unas Navidades llenas del Espíritu que va más allá de la comida y los objetos y que cada uno de nosotros pueda llegar a ser el gran Regalo para sí mismo que al compartirse con otros pueda convertirse en la delicia de muchos.

Que lo mejor sea contigo. Y si necesitas que te acompañemos en esto, no dudes en pedir ayuda.

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