El niño y el adulto interior
Un niño sólo puede desarrollarse libre y sanamente cuando está bien integrado en su sistema familiar, o sea si todos los miembros vinculados a él, ocupan el lugar que por derecho les corresponde.
Existe un vínculo muy fuerte de los niños hacia su familia de origen. Viven con la conciencia: aquí pertenezco, aquí quiero pertenecer y compartir el destino de esta familia, sea cual sea.
Por eso hacen todo lo necesario para pertenecer, sin ningún tipo de egoísmo. Los niños saben instintivamente qué hacer y qué no hacer para poder pertenecer. Este órgano especial es la conciencia.
Igual que la conciencia personal vigila las condiciones del vínculo, de la compensación y del orden, existe también una conciencia de clan, una instancia que vigila el sistema, que está al servicio del alma familiar y se encarga de que el sistema mantenga su orden o lo recupere.
Nosotros no sabemos de la conciencia de clan y tampoco tenemos acceso a la esencia del orden al que sirve, lo reconocemos por sus efectos, por el sufrimiento que ocasiona su no observancia, tanto a nosotros mismos como a los otros, sobre todo a los niños.
¿Qué te llevarás con este taller?
Queremos tener relaciones auténticas y nutritivas, aunque nos cuesta crearlas y mantenerlas porque en la interacción con el otro se activa mi herida. Cómo abordar las corazas, los miedos, la desconfianza, los celos el resentimiento, la soledad…?
En este módulo nos encontraremos con nuestra herida para abrazarla y liberar a nuestro niño/a interior.
Temario
- Abrazar al niño herido y habilitar al adulto.
- Movimientos amorosos interrumpidos a temprana edad y la confianza en la vida.
- Cómo, cuándo y por qué se produce el movimiento interrumpido.
- Las cinco heridas del alma.
- Lo que da fuerza y lo que la quita.
- El asentimiento y el movimiento hacia la vida.
- Visualizaciones.
- Ejercicios de anclaje, dinámicas y práctica.
- Puesta en común y comprensión de los movimientos.